viernes, 20 de mayo de 2016

Proyecto "La Aventura de soñar". Por Mar Riolobos. Seminario Profesores 2016.


LA AVENTURA DE SOÑAR

UN PROYECTO SOCIAL DESDE LA BIBLIOTECA

Por Mar Riolobos



A MODO DE PRESENTACIÓN

La AVENTURA DE SOÑAR es un micro-proyecto de encuentro e intercambio en torno a la actividad diaria del SUEÑO, ese tránsito para el Descanso Necesario,  para descubrir qué prácticas, espacios, atmósferas y agentes pueden beneficiar significativamente a nuestra  comunidad juvenil de estudiantes; sus qués y sus cómos en torno al DORMIR diario; o en otras palabras, sus anhelos y protocolos al respecto.

Este proyecto parte de unos presupuestos mínimos y fáciles de formular:

El primero tiene que ver con la convicción de que el conocimiento es una empresa colaborativa, colectiva, social y abierta a las aportaciones de la sociedad, en general.

El segundo abraza la idea de que hay mucho conocimiento que no surge desde dentro, en las instituciones canónicas especializadas en su producción y difusión, y que puede llegarnos también desde las familias de nuestro alumnado, por ejemplo.

Y por último, el tercero aboga a favor de que el conocimiento es una actividad más de hacer que de pensar y menos argumentativa que experimental.

El mundo de la educación está desplazando su centro de gravedad desde la enseñanza hacia los aprendizajes y, en consecuencia, desde los contenidos a las prácticas, desde los manuales de curso hasta los cuadernos de campo y desde la cultura del examen a la cultura del peer-to-peer, igual al igual.

Antes de que el conocimiento se convierta en algo contrastado y público, antes de que llegue a los manuales o a las aulas, antes incluso de que su presentación se optimice, la aventura de atreverse a formular preguntas sin respuesta, o cuya respuesta es más compleja de lo que esperábamos implica un proceso de aprendizaje que obliga a conversar con otros maestros, descubrir nuevos conceptos, distintas prácticas, diferentes manuales y ensayar otros espacios, atmósferas y realidades cotidianas.


Sin aprendizaje no hay aventura, ya que las tareas de aprender y producir son cada vez más inseparables de las prácticas asociadas al compartir, colaborar y cooperar.

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